Cuentos de Grimm: Cuentos infantiles y del hogar
Lista de cuentos (Página 8)
141 El corderillo y el pececillo
Éranse dos hermanitos, un niño y una niña, que se querían tiernamente. Su madre había muerto, su madrastra los odiaba y procuraba siempre causarles todo el mal posible. Sucedió que un día estaban los dos hermanos jugando en un prado, delante de su casa, en compañía de otros niños. Y junto al prado extendíase un estanque, el cual llegaba hasta uno de los lados de la casa. Corrían los chiquillos, y jugaban a alcanzarse, y cantaban: «Patito, quiéreme un poquito, y te daré mi pajarito. El pajarito mLea la historia → 142 Monte Simeli
Había una vez dos hermanos, uno rico y otro pobre. El rico, sin embargo, nunca ayudaba al pobre, el cual se ganaba escasamente la vida comerciando maíz, y a veces le iba tan mal que no tenía para el pan de su esposa e hijos. Una vez, cuando iba con su carreta por el bosque, miró hacia un lado, y vio una grande y pelada montaña, que nunca antes había visto. Él paró y la observó con gran asombro. Mientras analizaba aquello, vio de pronto que venían doce grandes hombres en dirección a donde se encoLea la historia → 143 Inconvenientes de correr mundo
Una pobre mujer tenía un hijo que deseaba viajar y correr mundo. Díjole la madre: - ¿Cómo quieres marcharte? No tengo dinero, ¿qué te llevarás? Respondió el muchacho: - Ya me las arreglaré. En todas partes iré diciendo: no mucho, no mucho. Marchóse y estuvo bastante tiempo repitiendo siempre: «No mucho, no mucho, no mucho», hasta que encontró a unos pescadores y les dijo: - ¡Dios os ayude! No mucho, no mucho, no mucho. - ¿Qué dices, animal: no mucho? Y, al sacar la red, efectivamente había pocosLea la historia →
147 El hombrecillo rejuvenecido
En los tiempos en que Nuestro Señor andaba aún por la tierra, entró un anochecer, acompañado de San Pedro, en una herrería, en la que recibió hospitalaria acogida. Un pobre mendigo, agobiado por los años y los achaques, se presentó a la puerta a pedir limosna. San Pedro se apiadó de él y dijo: -Señor y Maestro, cura, por favor, a este hombre de sus achaques, para que pueda ganarse su pan. Dijo entonces Nuestro Señor con dulzura: - Herrero, préstame tu fragua y ponle carbón. Voy a remozar a esteLea la historia → 156 Una muchacha hacendosa
Érase una muchacha hermosa, pero holgazana y descuidada. Le repugnaba tanto hilar, que cuando aparecía un grumo en el lino, por pequeño que fuese, antes que deshacerlo arrancaba un puñado de lino, que tiraba al suelo. Tenía una criada que era, en cambio, muy trabajadora. Recogía el lino que su ama desperdiciaba y, después de limpiarlo, lo hilaba; y con aquellos restos llegó a hacerse un lindo vestido. Un joven había pedido la mano de la perezosa señorita, y se acercaba el día de la boda. La víspLea la historia →